- El segundo informe de Andorran Banking Observatory da a conocer la estrategia de los bancos en materia de desarrollo sostenible.
- La preocupación por esta cuestión se visualiza, no sólo en las políticas de RSC, sino también en la apuesta por las inversiones sostenibles.
- Las entidades dedican hasta el 6% de los beneficios a acciones de Responsabilidad Social Corporativa.
- La crisis de la Covid-19 evidencia la faceta más social de la banca y su voluntad por apoyar al país en los momentos cruciales.
Andorran Banking ha publicado el segundo informe del Andorran Banking Observatory, dedicado al compromiso del sector hacia el desarrollo sostenible y como esta preocupación ya ha entrado a formar parte del core business de las entidades bancarias. La nueva publicación repasa cómo y a través de qué acciones los bancos contribuyen a dibujar un mundo más sostenible, una voluntad que emana del compromiso histórico de devolver a la sociedad una parte de sus beneficios en forma de apoyo social. Estas acciones se fueron canalizando en lo que hoy conocemos como Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y, actualmente, los bancos están apostando por una visión más global del concepto de sostenibilidad, que ha propiciado que incluso se incida desde la propia actividad de gestión de ahorro y de inversión.
La temática de esta segunda publicación ha tomado aún más sentido a raíz del estallido de la crisis sanitaria de la Covid-19, que ha hecho que la preocupación por la sostenibilidad se vea más que nunca como una prioridad desde todos los organismos internacionales. Además, esta pandemia ha evidenciado la faceta más social de la banca y su voluntad por apoyar al país en los momentos cruciales. «La crisis ha puesto de relieve el compromiso conjunto que tienen los bancos para garantizar la financiación de las ayudas económicas, así como la necesidad de que el sector continúe apostando por las prácticas sostenibles y socialmente responsables«, asegura Esther Puigcercós, directora de Andorran Banking.
Las acciones con más trayectoria y que más visible hacen la preocupación del sector bancario por la sostenibilidad son las que se canalizan a través de la Responsabilidad Social Corporativa. El modelo de RSC actual está basado en las políticas ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) y las acciones que se promueven van encaminadas tanto a aplicar internamente las mejores prácticas en estos tres ámbitos, como favorecer proyectos sociales y medioambientales de la área de influencia donde están implantadas. Actualmente, las cinco entidades bancarias destinan a RSC en torno a un 6% de sus beneficios, una cifra que en el año 2019 ha representado más de 5 millones de euros.
En los últimos años, sin embargo, los bancos han comenzado a abordar la sostenibilidad desde una perspectiva más global. Esto ha hecho que estas estrategias ya hayan llegado al propio negocio bancario, ya sea a través de la financiación preferente de iniciativas a favor del medio ambiente, o apostando por las inversiones sostenibles, que es donde hay más campo para recorrer. «La mejor manera que tenemos para contribuir a dibujar un mundo más sostenible es canalizando el capital de nuestros clientes hacia iniciativas que tengan esta finalidad a escala internacional«, destaca Esther Puigcercós.
Los bancos están apostando firmemente por la inversión socialmente responsable (ISR), un enfoque de inversión que tiene en cuenta factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (criterios ESG) a la hora de escoger las compañías en las que invertir. Y lo hacen a través de la gestión de carteras personalizadas, productos estructurados, fondos sostenibles internacionales o con fondos creados desde Andorra, gran parte de los cuales han aparecido en los últimos tres años. Precisamente, se han creado para dar respuesta a la creciente sensibilidad de los clientes, sobre todo de los jóvenes, y también para hacer accesibles los productos sostenibles al pequeño inversor.
El informe del Andorran Banking Observatory pone de manifiesto el empuje que está experimentando la ISR a nivel internacional, con un crecimiento del 34% entre 2016 y 2018 según el último Global Sustainable Investment Review. También hace referencia a que las inversiones sostenibles, como que analizan la gobernanza y los procesos internos de las empresas, permiten mitigar riesgos y esto se traduce progresivamente en una mayor rentabilidad.
Según señala Esther Puigcercós, «la apuesta por la sostenibilidad no es una moda, sino una necesidad imparable en la sociedad en que vivimos, cada vez más sensibilizada». Y por este motivo, la voluntad de los bancos andorranos es consolidar esta estrategia potenciando la inversión socialmente responsable, explorando los productos financieros sostenibles que más éxito están alcanzando internacionalmente (bonos verdes, etc.), y contribuyendo a desarrollar los proyectos sostenibles que poco a poco irán surgiendo en el país gracias a las políticas gubernamentales que se están impulsando (movilidad sostenible, energías renovables, etc.).
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